jueves, 24 de diciembre de 2015

Schmerber, RET y las chaquetas impermeables

El por qué de haberme decidido a escribir sobre el tema, pues gracias a una colaboración con Gema Payá, periodista, bloger y amante del deporte. Muy conocida en las redes sociales como "MissLeggingsRun", título de su blog de moda runner y de imprescindible visita para estar al día en moda deportiva. Desde aquí quiero agradecerle la oportunidad que me ha brindado de dirigirme a todos vosotros a través de las ondas de Maratón Radio, y a través del podcast de la emisión de la entrevista que me realizó, y que incluyó en una de las entradas de su blog, que yo os enlazo a través del título que ella le dió: "Y si llueve...¿Qué ropa runner me pongo? Gracias Gema.


http://missleggingsrun.com/

En la entrevista, por razones obvias de tiempo, pude dar unas pequeñas pinceladas sobre el tema, y sintiendo que se había quedado un poco corta la información, creí que debía ampliarla y ponerla a vuestra disposición. Así es que me puse manos a la obra y comencé a darle forma más o menos estructurada a toda la información de la que dispongo, de modo que alguien sin ningún tipo de conocimientos sobre este tipo de materiales, tras su lectura, pudiera conocer una mínima información que le permitiese evaluar, de forma autónoma, las características de este tipo de prendas.

        No es tarea sencilla conocer las características de este tipo de prendas, ni tomar una decisión incluso con algún conocimiento sobre el asunto, ya que como podréis comprobar en la información que os facilito en la pagina del blog, "Material Técnico: Impermeables", tiene su miga. Espero que os resulte interesante y que os ayude a la hora de evaluar este tipo de prenda desde una óptica un poco más crítica que no se base exclusivamente en su diseño más o menos vistoso o aparente.

jueves, 15 de octubre de 2015

Ultra Trail Guara Somontano: entorno de película.


Sábado 3 de octubre de 2015. Se trataba del último Ultra programado para mi temporada 2015. El año pasado ya quise hacerlo, pero las plazas estaban agotadas cuando quise inscribirme. A mi lo de las listas de espera no me va. Este año lo incluí con el objetivo de clasificarme en la Spain Ultra Cup (SUC), seria mi tercer ultra del circuito, y con él optaría a formar parte de la "manada de lobos ibéricos". Sin embargo, ese incentivo ya no estaba presente cuando acudí a Alquezar para tomar la salida del Ultra Trail Guara Somontano UTGS, ya que una esguince grado II me dejó fuera del GTP 2015 en el kilómetro 55, segundo Ultra del circuito después de haber sido Finisher del primero de los seleccionados para mi calendario, el CSP118 de Penyagolosatrails.

Con un poco de falta de motivación es como acudí a la cita, durante las semanas previas, que ya me notaba un poco cansado por una temporada bastante larga, me mentalicé en salir a disfrutar en el UTGS, nada más, el paso de los kilómetros me iría pidiendo como afrontarlo.

Barrancos increíbles.
03:00 horas de la madrugada suena el despertador. Me levanto y bajo desayunar, el hotel había habilitado un desayuno para los corredores que nos alojábamos en él, con lo que pude tomar café caliente, cereales con leche, unas tostadas con jamón de pavo y queso y un zumo de naranja. Después del copioso desayuno volví a la habitación para llevar a cabo mi ritual de siempre, proteger los dedos de mis pies con esparadrapo uno a uno y aplicarme crema antirrozaduras en pies, axilas e ingles y vestirme para la ocasión tranquilamente. La mañana amanecía fresca, sin embargo me puse tan sólo una camiseta de manga corta termo-regulada de SportHG 8020 que me encanta por como se ajusta, transpira y evacua el sudor, y manguitos también de la marca. Pantalones Salomon S-Lab EXO Twinskin Short de reciente adquisición, pantorrilleras Hoko Shimai y calcetines Compressport Pro Racing Socks V2Trail. Cinta para cabeza Salewa Fast Wick Dry Headband Reef, frontal Petzl Tikka XP2, Mochila Raidlight Olmo20 con todo el material obligatorio. Zapatillas Sportiva Ultraraptor y bastones.

Concentrado en el terreno...
A las 05:30 salgo del hotel y me voy a la zona de salida a dejar la bolsa para la base de vida del Rodellar, kilómetros 45 aproximadamente del recorrido, donde llevo una camiseta de recambio, calcetines, unos geles, visera y las New Balance Leadville V2 de recambio por si acaso. La mañana es fresca pero agradable, al parecer vamos a tener suerte y el tiempo nos va a acompañar y las tormentas que se preveían días anteriores parece que no van a visitarnos.

A las 05:45 nos llaman al control de chips para ir accediendo al cajón de salida. En esta ocasión no hay control de material previo, pero sí avisan que se podrá realizar en cualquier punto del recorrido. Me parece una buena manera de no ralentizar la salida y sin embargo prevenir que alguno quiera dejar material obligatorio antes de la salida. Si bien a mi no me realizaron control alguno durante la carrera si comprobé que aleatoriamente lo realizaron a algunos corredores en los puntos de control.

A falta de 5 minutos Salva Rambla no ameniza los minutos previos con el himno del UTGS para dar paso seguido a la cuenta atrás y lanzamiento del cohete que puso en marcha la prueba alas 06:00 horas.

Saliendo de Alquezar después del primer bucle.
Los primeros 14 kilómetros son un bucle que se hace al sur de Alquezar, que nos lleva en plena noche aún en descenso por barrancos espectaculares iluminados por nuestros frotales, cruzar la localidad de Asque y dirigirnos, ahora ya hacia arriba, de nuevo hacia Alquezar con las primeras luces del alba para transitar por la zona conocida de "las pasarelas". Un tramo increiblemente bello que nos conduce por paredes verticales colgados sobre el vacío por pasarelas metálicas o de madera pegadas a la roca para realizar un recorrido inolvidable y espectacular. Al llegar a Alquezar nos espera nuestro primer avituallamiento. Donde después de tomar un trozo de plátano y un poco Coca-Cola continúo la marcha cruzando la localidad en ascenso para dirigirnos ahora ya hacia el norte en busca del punto más alejado del recorrido, Bellostas.

El tramo desde Alquezar hasta el collado a la ermita de la Viña, donde se ubica otro punto de control y el segundo avituallamiento, de unos 12,5 kms, se realiza en el primer tramo en ascenso, al inico por cañones para posteriormente salir a un tramo corto de pista y enlazar con senda. A pesar de estar un tanto cubierto a primera horas de la mañana las vistas son espectaculares en la parte alta, viéndose perfectamente marcados los cañones del río Vero. Iniciamos descenso hacia el fondo del barranco, donde cogemos el sendero del Somontano que asciende hasta el collado a la ermita de la Viña. En este punto volvemos a iniciar el ascenso hasta llegar al collado, donde se ubica el punto donde se desvían las distintas pruebas, trail y long trail continúan ascenciendo, el ultra trail cruza la pista que nos encontramos y continúa por el camino del Somontano.

Crestenado.
Toca de nuevo descenso, precioso, por zona propia para la práctica del descenso de cañones, y por donde cruzamos varios afluentes del Isuala por zonas de gran belleza. En el recorrido hay varios ascensos cortos, pero la tendencia es siempre perder altura. Una vez alcanzada la cota más baja se retoma de nuevo el ascenso. En esta ocasión ya es un ascenso más serio y prolongado, aunque en su mayor parte es por pista, con control y avituallamiento en el Collado de las Almunias, la parte final se realiza por senda, que enlaza en su parte alta con una zona de cresteo hasta iniciar un descenso vertiginoso y complicado que nos llevará hasta El Rodellar, donde está la bse de vida y las bolsas que hemos depositado antes de salir con nuestro material, kilómetro 45 aproximadamente.

Completamente apajarado antes de Otín
En la localidad de El Rodellar hay un avituallamiento fuerte, con ensalada de pasta que al verla se me hace la boca agua y decido tomar un plato. No me percato de que lleva aceitunas troceadas, y a la larga es lo que al parecer le provocó un mal rato a mi delicado estómago en los kilómetros posteriores. Me hidrato bien, tomo un par de rodajas de sandía. Relleno bidones con isotónico y agua.Me quito la cinta de la cabeza y la cambio por la visera, hace sol y calor. Cojo los geles que había dejado en la bolsa para reponer los consumidos y continúo.

Abandono El Rodellar y toca un nuevo ascenso duro, donde el calor castiga y lo hace más complicado. Yo comienzo a notar el estómago pesado y duro, siento que no trabaja. La zona es espectacular, bellísima, transitando a media ladera de cortados rocosos por zonas de cañones y buscando el collado que nos dirija de nuevo al fondo del barranco por un descenso igualmente espectacular. Uno no puede dejar de mirar de un lado al otro tratando de no perderse nada de el entorno, es un regalo para la vista, impresionante. Al llegar al fondo del barranco cruzamos el cauce del Mascún y tenemos a nuestra derecha una de las vistas más espectaculares del recorrido. una formación rocosa a modo de ventana natural en lo alto conocida como "Defín".

Sigo apajarado...
Cruzando el barranco buscando el inicio de la siguiente ascensión dura siento una pesadez extrema en el estómago y el comienzo de debilidad. No digiero lo comido y me estoy quedando sin reservas. Siendo debilidad... El calor sigue castigando, sudo bastante y no consigo beber con normalidad, tengo que hacerlo a pequeños sorbos si no quiero que mi estómago se convierta en una noria. Temo deshidratarme, ya que la subida, en mis condiciones se me está haciendo muy dura. Voy tirando de la septima chica, le indico que me pase para no entorpecerla, pero me dice que va bien, que mi ritmo es bueno y no quiere forzar. Así es como transito un tramo de ascenso que se me hace larguísimo. en varias ocasiones comentamos la dureza de este tramo. Sabemos que el siguiente avituallamiento, Otín, no debe estar lejos, pero es que las rampas por senda estrecha y revirada toca mucho las piernas. En el perfil, el pueblo abandonado de Otín parece estar a media subida, sin embargo es la pendiente de la misma la que nos da una visión poco exacta y es en el tramo alto donde se ubica. Cuando la pendiente suaviza es cuando Elena me pasa porque lleva piernas para trotar, yo estoy extenuado, no llevo nada de "gasolina", estoy vacío y lo único que porto es un pajarón descomunal. A pesar de todo consigo ir haciendo camino al paso ligero, es una lástima porque la zona se presta a trotar. Cruzo Otín y en breve llego al avituallamiento.

Uno de los pasos con encanto natural.
Veo una silla vacía y me siento, voy roto, descompuesto por el estómago. Trato de beber un poco de Coca-Cola, suele venirme bien cuando mi estómago no trabaja. Imposible comer nada, mi estómago está completamente cerrado. Decido esperar un poco sentado a ver si mejora mi estado, pero pasados 15 minutos sólo siento nauseas y la vista nublada. Un chaval está esperando a que llegue el coche que saca del lugar a los corredores que abandonan, en ese punto ya van 3, él será el cuarto, debido a un esguince en el tobillo que le impide caminar con fluidez. Yo comienzo a valorar la retirada. Intento tomar unas almendras pero sólo consigo que se me hagan una pasta en la boca, reseca, estoy algo deshidratado. Pienso en esperar a que llegue el vehículo para extraer al compañero y abandonar, me veo muy flojo y con el estómago que no se alivia. Transcurrida una media hora desde mi llegada al avituallamiento de Otín llega el vehículo que sacará al compañero lesionado y en mi cabeza se produce un "click" que me saca de mi estado de abandono... Mi estómago sigue exactamente igual que cuando llegué, no he sido capaz de comer nada, he conseguido sólo beber un vaso de Coca-Cola y algún sorbo de agua, y no sé realmente como pero fue un resorte el que me hizo colcoarme de nuevo la mochila, la visera, levantarme de la silla y empezar a bastonear con un objetivo muy claro, llegar a Bellostas cueste lo que cueste, por delante unos 14 kilómetros para buscar recomponerme o abandonar definitivamente. Lo que estaba seguro es que me tocaría sufrir.

Impresionante la naturaleza. "Defín".
Próximo objetivo cercano el control y avituallamiento líquido de Letosa, 5 kilómetros y a otros 7 Bellostas. No recuerdo bien que tramo de los dos era, pero es en este tramo donde se pasa por una zona espectacular, con unas vistas impresionantes, se transita por la zona alta de los cañones, por zonas de roca horadadas por la erosión de mies de años que han dibujado un sendero natural a mitad de paredes verticales de roca. Tramos realmente bellos, increíbles, que te dejan con la boca abierta, en los que sientes que estás rodando por zonas privilegiadas de la naturaleza. Un tramo que me ha enamorado, que quiero volver a transitar, donde se escucha el silencio si como yo, tuve ocasión de hacerlo en solitario. Y así fue como recorrí los 14 kiómetros hasta llegar a una pista que nos acercaba a Bellostas, kilómetro 66 de carrera y punto más alejado de Alquezar.

Avituallamiento completo, con caldo caliente. Fue en los últimos 2-3 kilómetros antes de Bellostas donde empecé a notar que mi estómago se recuperaba, los ansiados eructos y gases provocados por el trabajo del estómago me daban ánimos antes de llegar. Puede parecer ordinario, o de mal gusto, pero cuando estás en este tipo de pruebas de ultra resistencia valoras detalles que de otro modo podrían provocarte desagrado, si, si... Cuando oigo como un compañero suelta un fuerte eructo a mitad del recorrido me alegro por él, es señal de que su estómago trabaja, que sigue en marcha. Y cuando comencé a sentirlos propios mi estado de ánimo se renovó. Así fue como al llegar a Bellostas, y con prudencia me avituallé con un caldo caliente, un trozo pan con jamón y un trozo de plátano.

Recuperando sensaciones.
Mi parada fue breve, no quería detener mi metabolismo y arriesgarme a enfriarme y volver a complicar mi estado. Así que que en menos de 10 minutos estaba saliendo de Bellostas y hablando por teléfono con Pili para informarle de como estaba, que estuviese tranquila y de que mi tiempo de carrera era mejor incluso de lo esperado a pesar del contratiempo de los últimos 14 kilómetros.

Por delante 10 kilómetros en contínuo sube y baja pero con tendencia clara de ascenso hasta el Collado de Pedro Buil, techo de carrera y donde me planteo un objetivo a corto para motivarme. Llegar al control antes de hacerse de noche y tener que sacar el frontal. Se que voy a andar muy justo, pero creo que es posible si me motivo y me exijo un poco. Mi estómago parece haberse recuperado, consigo trotar por la senda a pesar de ir con tendencia hacia arriba, voy cogiendo fuerzas, me voy sintiendo bien. Consigo mi objetivo y corono en el collado con las últimos rayos de luz antes de echarse la noche encima.

Tengo silla libre en el avituallamiento, así que me dispongo a hacerlo rápido pero cómodo. Me quito la mochila, y mientras me como unos frutos secos y un par de gominolas, saco un camisa de manga larga 2ª capa que me pongo sobre la de manga corta y los manguitos. No quiero ponerme el cortavientos porque sino preveo que sudaré en exceso y a la postre me dejará frío. Me quito la visera y saco una cinta para la cabeza. Me coloco el frontal que ya sí es necesario y sin entretenerme más salgo del avituallamiento para afrontar los últimos 20 kilómetros.
Perfil de la prueba.

Por lo que comentan por delante queda un tramo largo de pista hasta mitad de descenso, Efectivamente, si bien al inicio es un falso llano con tendencia hacia arriba durante unos 2 kilómetros, luego se torna un descenso rápido y relativamente cómodo. Con varios tramos hormigonados por zonas de fuerte pendiente hasta llegar a una curva a mitad del descenso donde tomamos una senda amplia a la derecha y que nos pone de nuevo en subida, corta, pero que toca las piernas después del descenso trotando y donde las cuádriceps ya comienzan a quejarse.

Finalizado el tramo en ascenso por delante un nuevo tramo de descenso igualmente por pista rodadora hasta salir de esta e iniciar un tramo muy complicado de dos toboganes duros. Subidas bastante fuertes aunque cortas seguidas de sendos descensos por tramos técnicos y complicados por senda muy estrecha, tremendamente rota o cuando no por zona rocosa de complicado tránsito. Y así es como se llega al punto más bajo para volver a ascender suavemente hasta Radiquero, último control y avituallamiento.


Me faltan poco más de 5 kilómetros a Meta, aquí la sonrisa de Finisher ya se deja ver en los rostros y nos permitimos ciertas licencias. hay chocolate caliente, y aunque se que no es lo mejor para mi maltratado estómago me permito el capricho y disfruto tomándolo. No voy a comer nada más, con lo que me he podido ir avituallando por el camino, a pesar de que me a costado ingerirlo, sé que me basta para llegar.

Salgo de Radiquero hablando por teléfono con Pili, le digo que sólo me falta algo más de 5 kilómetros, que 2,5 son en subida y el resto en descenso. Por el marido de una chica que ha conocido y que ya ha termiando me dice que que me costará cerca de la hora, aunque yo le digo que mi intención es hacerlo en un máximo de 45 minutos. Me he puesto mi último objetivo y quiero hacerlo exigiéndome un poco. Así que estaré en meta antes de la 1 de la madrugada. Al colgar el teléfono comienzo a bastonear antes de trotar, pero me doy cuenta de que no veo marcas por la pista asfaltada por la que he salido de la localidad. Sigo unos cientos de metros pero sigo sin ver cinta alguna, por lo que decido volver sobre mis pasos hasta buscar alguna marca, creo que voy mal...

¡¡¡Finisher!!!
Unos cientos de metros después me alcanza un vehículo forestal donde van algún miembro de la organización y le pregunto, me confirma que me he desviado del recorrido y me he saltado un desvío a la derecha al salir del pueblo. Un pequeño contratiempo que me hace perder unos minutos de oro para conseguir mi objetivo.

Llego a la bifurcación que me he saltado y retomo el recorrido bueno, un corto tramo de subida dura de poco más de 300 metros y salgo a una pista de piedra por la que se puede rodar, con lo que inicio el trote que no tengo intención de detener ya. Paso a 5 ó 6 corredores que ascienden caminando, me da un punto de motivación porque veo que voy "fuerte", que consigo mantener el rimto. Corono en la parte alta, donde tras un giro de pista a la derecha comienzo el descenso, igualmente por pista pedregosa, pero ya claramente hacia abajo. A falta de 1,5 kilómetros de meta aproximadamente alcanzo al grupo donde van los médicos, es un grupo de 4, dos médicos, una chica llamada Lola y otro chico. Miro el reloj y veo que voy sobrado de tiempo para conseguir mi objetivo, por lo que decido llegar a Meta con este grupo, que charlan animosamente y desciende a trote suave.

La mejor de las recompensas...
Último tramo dedescenso complicado justo antes de llegar a Alquezar, de unos 500 metros, con bastante pendiente y de roca muy rota. Accedemos a las calles del pueblo y ya huele y suena a Meta, los 4 chicos nos dejamos caer hacia atrás para dejar entrar sola a Meta a Lola, es la 8ª chica, y bien se merece una entrada en solitario, el resto lo hacemos a bulto unos segundos después. Mi gran sorpresa es ver justo pasar el arco de Meta a Pili esperándome... ¡¡¡Qué subidón!!! con una sonrisa en la boca como siempre me recibe con un abrazo y un beso... ¡¡¡Ese es de verdad mi mejor premio!!! Unas fotos con el fondo del cartel de Finihser, me entregan la medalla correspondiente y me voy con Pili a tomar un café caliente en una de las terrazas junto a la zona de Meta.

Medalla Finisher... Bien trabajada.
Tiempo final 18:43:41 horas. Puesto de la general 128 de 207 Finishers (350 inscritos) y en Categoría Veteranos1 puesto 55 de 93 Finishers. Muy contento por el resultado y sobre todo por haber podido ser Finisher cuando en el kilómetro 55 aproximadamente había valorado muy seriamente el abandono por un problema serio con el estómago. Una vez más he sido capaz de tirar para adelante ante la adversidad y los problemas serios. La cabeza, como siempre digo, en este deporte es un 70% del resultado final, nunca menospreciéis la capacidad de vuestra mente.

A modo de conclusión sobre el recorrido: ¡¡¡Espectacular!!! Todo ultrero ha de recorrer este itinerario propio de película. Un sólo pero... ¡¡¡os vais a hartar de piedras!!! Se hace duro el recorrido porque hay piedras por doquier... No os aburriréis no... Buena organización, buena señalización, buenos avituallamientos y unos voluntarios que se vuelvan con los corredores... ¡¡¡Gracias, sois fantásticos!!!

Toca recuperar, parada fin de temporada, y comenzar suavemente la pretemporada con sesiones de fuerza, que el 2016 va a venir cargadito de objetivos y muy tempranero, pero eso os lo contaré en una nueva entrada.

lunes, 7 de septiembre de 2015

Crónica de un sueño: CCC du Mont Blanc (Courmayeur-Champex-Chamonix: 101 kilómetros y + 6.166 metros).

Os adelanto que esta entrada sufrirá revisiones. Desde mi regreso del Chamonix, y por trabajo, a penas he tenido tiempo para dedicarme a escribir esta entrada como merece. Sin embargo creo que debo adelantaros mi crónica, mejor dicho, un borrador de la misma, ya que estoy seguro que después de leerla un par de veces dentro de unos días me decidiré por hacerle una revisión. Así que avisado queda... Ah... siento que se tan extensa, pero es que tampoco sé donde recortar sin que pierda un mínimo de contenido descriptivo.

Bueno... ¡¡¡Ahí va!!!!


Al fondo el macizo del Mont Blanc
Lago Leman en Ginebra (Suiza)
06:00 horas suena el despertador, el día anterior ya me había preparado "mis calcetines" para la carrera, de modo que no tenía que invertir tiempo a la mañana en vendarme los dedos de los pies. Es una costumbre que tengo desde que me inicié en los ultras, me fundo los dedos de los pies, uno a uno, salvo el dedo gordo, con esparadrapo, evito rozaduras y protejo las uñas. Eso sí, os aconsejo el esparadrapo de tela de toda la vida, es el único que me ha dado fiabilidad siempre que lo he usado, he tratado de utilizar otros en carreras menores, y siempre terminan por moverse e incluso desprenderse. Me unto bien con crema antirrozaduras en las ingles, las axilas y los pies. Me protejo los pezones con el mismo esparadrapo que utilizo para los pies, aplicándome primero un trozo generoso en horizontal y después otro en vertical, esto me asegura que no me sangrarán, he tenido en alguna ocasión la mala experiencia de tener que correr con los pezones descarnados y es doloroso y muy incómodo, así que este ritual que os he explicado lo realizo en cada trail o ultra-trail en el que participo.

Salgo del hotel a las 06:25 para dirigirme a la zona de salida de los autobuses que nos trasladarán a Courmayeur (Italia) donde está ubicada la salida. Según llego ya hay corredores madrugadores como yo que preferimos llegar con tiempo de sobra. Me subo al autobús y comparto asiento con un corredor francés a quien sólo puedo desearle los buenos días, no tengo ni idea de francés, salvo las cuatro palabras típicas de rigor, pero nada con lo que mantener una mínima conversación.

A las 06:45 el autobús se pone en marcha y nos dirigimos a Courmayeur atravesando el mítico tunel de 12k de longitud que cruza el mazizo del Mont Blanc entre Francia e Italia, me sorprendió ver que se construyó en 1965, es un tunel de dos carriles para ambos sentidos de circulación, por lo que la velocidad está limitada a un máximo de 60 km/h, algo lógico, ya que la seguridad debe ser lo primero. También es obligatorio llevar sintonizada la radio en una frecuencia concreta por la que, supongo que en caso de necesidad, se informa a los usuarios del túnel de posibles incidentes y del modo de proceder. Es impresionante transitar por una obra de ingeniería de tal envergadura, ser consciente del enorme avance que ha supuesto la apertura de dicho túnel, de como facilita las comunicaciones y la seguridad... 

Courmayeur (Italia)
En poco más de media hora nos encontramos en Courmayeur, en un recinto deportivo donde afortunadamente hay una cafetería abierta. La idea era haber desayunado en alguna cafetería de la localidad, pero al habernos dejado un poco a desmano del casco urbano y no conocerlo decido no aventurarme, ya que hace fresquito y prefiero conformarme con el café caliente y una barrita energética de las que llevo dentro de la mochila. Un desayuno un tanto escaso, pero ya habrá tiempo de alimentarse a lo largo de la carrera.

Alas 08:30 me pongo en camino hacia la zona de salida, donde llego en unos diez minutos. Está todo petado de gente, un ambientazo impresionante, el mítico arco de salida que he visto en cientos de fotos y por el que en pocos minutos cruzaré para iniciar mi aventura... Ufff, es un subidón. Busco mi cajón de salida, dorsales del 4.000 al 4.999, al principio del último tercio de la fila de cajones habilitados. Me ubico en la parte posterior del mismo. Hay gente de todas las nacionalidades, es un ambiente espectacular.

Minutos antes de la Salida
Suenan los acordes de Vangelis como ritual que pone en marcha la carrera y suena la cuenta atrás, 10...9...8...7...6...5...4...3...2...1... ¡Adelanteeeee......! Y se pone en marcha la serpiente multicolor de ultra runners más espectacular que haya visto nunca. Al pasar por debajo del arco de salida tengo la sensación de estar entrando a formar parte de algo mítico, algo que muy pocos podemos disfrutar, algo por lo que hay que luchar y que a buen seguro nos hará sufrir para entrar en el selecto grupo de ultrarunners del CCC du Mont Blanc.

La salida se produce, como no puede ser de otra manera, suave. El pelotón se va estirando poco a poco, el trote es muy suave mientras transitamos por las calles de Courmayeur. Animados por un montón de vecinos de la localidad italiana, que han salido para darnos ánimos con sus clásicos cencerros, que hacen sonar una y otra vez, y que nos envuelven en ese halo mítico de las pruebas del Ultra Trail du Mont Blanc.

Espectaculares vista en el ascenso a Tête de la Tronche
Los primeros 3 o 4 kilómetros se realizan por una pista asfaltada, que poco a poco va cogiendo pendiente, y que tras una curva a derechas se convierte en pista forestal de tierra. La primera ascensión es la más larga, subida desde los 1.224 metros de altitud de Courmayeur hasta los 2.548 metros en la Tête de la Troche, donde se ubica el primer punto cronometrado. Las ascensión se realiza suave, son 10,5 kilómetros en los que se ascienden 1.462 metros de desnivel positivo. La pista pronto se vuelve senda y es muy complicado avanzar posiciones. Con frecuencia se producen tapones por puntos de paso algo más complicados que ralentizan la marcha. A media ascensión, poco antes de abandonar la zona arbolada, se produce un atasco monumental, cientos de corredores formando un tapón descomunal que nos retiene a la espera de realizar el paso por una zona compleja más de 15 minutos. Sólo queda intentar no perder posiciones, ya que siempre hay el típico listo que busca como colarse para ganar posiciones, como si sólo el estuviera en carrera... En fin, quedan muchísimos kilómetros por delante, y estresarse a inicio de carrera por una pequeña parada obligada no merece la pena. Me dedico a disfrutar del paisaje, que es espectacular, hasta que me toca el turno de hacer ese paso estrecho, con mucho desnivel, y muy roto por los miles de corredores que ya lo han transitado con anterioridad.

Paso por control de Tête de la Tronche

Vértigo en la ascensión
Mont Blanc al fondo
Tras cruzar un par de tramos de taludes pedregosos abandonamos la zona boscosa para internarnos un un terreno propio de alta montaña, con pendientes mucho más acusadas y donde los zig-zags se suceden inacabables a la vista. Es un auténtico reguero de ultreros los que se ven a lo lejos y arriba, ascendiendo con paso suave pero implacable. Algunos hacen sus pequeñas paradas para coger resuello y recuperar la respiración. Se empieza a notar la altitud, pasados los 2.000 metros se siente que la musculatura trabaja más despacio, el ritmo cardíaco se acelera y en los pulmones parece escasear el oxígeno. Y así es como sin detenerme paso por el punto de control en la cima de la Tête  de la Tronche (2.548 metros) con un crono de 2 horas y 50 minutos en la posición 1.254, y eso que he conseguido avanzar alguna durante el ascenso, sobre todo en el último tramo donde los esfuerzos parecen mucho mayores y donde las paradas de corredores eran más habituales.

Toca descenso, corto, de 4,3 kilómetros, no es técnico, pero si muy complicado al ser una senda corredora estrecha, muy marcada, y por la que es complicado adelantar. Por lo que lo mejor es adaptarse al ritmo de los que llevas delante y descender. En cuanto hay posibilidad con escaso riesgo te lanzas y ganas unas posiciones y puedes incrementar ritmo hasta encontrar nuevos corredores a ritmos más suaves. Así hasta llegar al Refugio Bertone, a 1.980 metros de altitud. Punto cronometrado donde paso en 3 horas y 26 minutos en la posición 1.076. A estas alturas el calor ya es importante, el sol aprieta y castiga, hay que protegerse bien la cabeza para no sufrir un golpe de calor. Las previsiones ya habían avisado de que habría altas temperaturas.

Una marabunta copa el refugio y sus anexos, yo paro sólo a rellenar bidones, mojarme con agua ayudado de unas esponjas que han puesto en un abrevadero y con las que nos refrescamos. Enseguida sigo haciendo marcha, hay que tratar de ir ganando posiciones no sólo corriendo, sino también haciendo paradas cortas.

El sol castiga en la altura
Toca "llanear" en un continuo sube y baja de 7,4 kilómetros, hasta llegar al Refugio Bonati a 2.018 metros de altitud. Por lo que seguimos por encima de los 2.000 metros. En este nuevo punto de control marco un tiempo de 4 horas y 37 minutos, pasando en posición 1.049. Nueva parada rápida y a continuar hasta Arnuva, a 5 kilómetros, donde entramos en territorio de Suiza, y donde alcanzamos una altitud de 1.776 metros. Enseguida iniciamos la segunda ascensión fuerte de la jornada, Grand Col Ferret a 2.527 metros en 4,6 kilómetros, con un desnivel de casi 900 metros positivos. Subida dura, sobre todo por el calor, que ya pega fortísimo. Toda la ascensión es propia de alta montaña, sin resguardo de arbolado. Aquí lo que toca es coger un buen ritmo de ascensión, sin que sea extenuante y mantener. Hay corredores que van cogiendo posiciones a inicios de la subida, pero que con la altitud vuelven a perder. Los ritmos excesivos pasan factura a esta altitud y se ven obligados a parar para recuperar la desoxigenada musculatura.

Gran Col Ferret (2.652m)
Control en Gran Col Ferret, 6 horas y 58 minutos, posición 879. Llevamos 31, 7 kilómetros de carrera y un positivo acumulado de 2.652 metros en dos grandes ascensiones. Ahora toca descender, más de 1.480 metros de altitud en unos 21 kilómetros, pasando por La Peule, el control cronometrado de La Fouly (1.611 metros) y Praz de Fort (1.176 metros), tras llegar a la cota más baja, 1.046 metros. Luego, 7 kilómetros retomando el ascenso hasta el control cronometrado y avituallamiento de Champex-Lac (1.482 metros).

Control de paso del Gran Col Ferret

El descenso es larguísimo, hasta Champex-Lac son 28 kilómetros. Se realiza por senda profunda y muy marcada, no es fácil adelantar sin correr algún riesgo de un mal apoyo, por lo que decido adaptarme a los corredores que voy teniendo delante, y sobrepasándolos sólo si el trazado me lo permite sin tomar riesgos. No quiero tener ningún susto con el tobillo izquierdo, que no me ha dado ninguna molestia. El descenso hasta la Fouly se me hace muy cansino, voy detrás de un grupo bastante numeroso sin posibilidad de adelantar, el ritmo es demasiado lento para mi, me veo obligado a dar pequeñas zancadas que me cargan mucho los cuádriceps, necesito amplizar la zancada para recuperar algo la musculatura, pero no es hasta poco antes de La Fouly, cuando se entra en una pista ancha y luego un tramo de carretera, cuando puedo trotar algo más ligero y recobrar un poco las sensaciones de las piernas.

La Fouly, descendiendo a Champex-Lac
Llegando a la Fouly me llevo la feliz sorpresa de ver a Pili que me está esperando, no la esperaba hasta Champex-Lac, donde me daría asistencia, y se me ilumina la cara. Me pongo al paso para aprovechar un rato de compañía, ufff cuanto agradecí verla en La Fouly... Entro en el punto de control con un tiempo de 8 horas 18 minutos, en la posición 831, y tras 42 kilómetros de carrera y un positivo acumulado de 2.787 metros. Relleno bidones, tomo unos trozos de chocolate y una piezas de naranja y limón y salgo del avituallamiento para estar un ratito con Pili en lo que me acompaña hasta salir de la localidad y tomar una senda que nos pondrá de nuevo en descenso a busca Praz de Fort.

De nuevo en tramos de senda, por delante 14 kms hasta Champex-Lac, próximo punto de control cronometrado y Avituallamiento completo. Trotamos entre zonas arboladas y frondosas, seguimos descendiendo, pasamos por Praz de Fort y seguimos aún un tramo de descenso hasta llegar a una carretera, que enseguida abandonamos por una senda a la izquierda que nos pone ya en ascenso, buscando Champex-Lac (1.482 metrso) tras unos 4 kilómetros de subida, km 55,7 de carrera, y un crono de 10 horas y 34 minutos en posición 810. Aquí me reúno de nuevo con Pili, que me espera a la entrada de la carpa del avituallamiento, donde puede entrar conmigo para darme asistencia, y donde tengo intención de para un tiempo para estar en su compañía.

Control de paso en Champex-Lac

Precioso entorno de Champex-Lac
Lo primero, rellenar bidones y buscar un hueco con Pili en las mesas de bancos corridos que han instalado en gigantesca carpa que nos sirve de zona de "relax". Cojo un plato con piezas de naranja, manzana y unas rodajas de limón. Un cuenco de caldo caliente, unos macarrones boloñesa y un par de vasos de coca-cola. Esta parada, de algo más de media hora, me vale para alimentarme caliente, descansar un buen rato y cambiarme de camiseta y calcetines. Disfruto un montón con Pili, que me ayuda en todo lo que puede, y a quien le cuento como me ha ido hasta ahora, me supone un balón de ánimo para seguir adelante. Al salir del avituallamiento nos realizan un control de material, a mi me piden los dos frontales y la chaqueta impermeable.

Me despido de Pili, que me dice que me irá a ver en el próximo punto de control, en Trient, a unos 17 kilómetros. Conforme conozco el perfil le digo que mejor que se vaya para Chamonix, que cene tranquila y que se vaya a descansar al hotel, porque mínimo me va a costar 3 horas y media llegar a Trient, pero insiste en que quiere reunirse conmigo de nuevo allí y que después se irá para Chamonix. Así que salgo con una motivación adicional, tratar de que la espera de Pili sea la menor posible, eso sí, sin hacer el loco, que por crónicas que he podido leer la subida que nos espera es dura.

Perfil de las tres últimas ascensiones que tocan a partir de Champlex-Lac

Por delante un tramo de falso llano que nos aproxima hasta la base de la primera de tres ascensiones que nos restan, hasta cota de 1.340 metros, donde arranca la subida que nos llevará hasta los 2.043 metros de altitud. Es una subida durísima, aquí hay que conservar la cabeza, se trata de una subida que arranca ya con "escalones" de piedra, de esos que hay que tirar fuerte de cuádriceps, que requiere de usar incluso las manos. Es una subida tremenda, agónica, sin respiro, escalón tras escalón, sintiendo como se cargan las piernas, como no hay ni un momento de relax donde recuperar la musculatura. Desde el inicio me marqué un ritmo sostenido, que no sin esfuerzo conseguí mantener sin bajarlo, sin descanso, sin tregua, tirando de raza ultrera. Centrando la cabeza en dificultad tras dificultad, viendo como muchos se veían obligados a bajar el ritmo e incluso detenerse para dar un resuello a las castigadas piernas, pero mi cabeza fría, fija e inmisericorde, "arriba... arriba... no pares..." hasta coronar a 2.043 metros, y seguido tirarnos hacia abajo, a buscar La Giete, siguiente punto cronometrado, kilómetro 67 de carrera, a 1.883 metros de altitud y con un desnivel positivo acumulado de 4.256 metros. Mi crono 13 horas y 48 minutos, en la posición 704. He conseguido recuperar posiciones incluso después de una parada tan larga en Champex-Lac, de donde vi salir antes que yo bastante corredores que llevaba por detrás y a los que superé en la ascensión. Muy contento, motivado, había conseguido mi objetivo, no detenerme en la subida.

Control de paso de La Giete, primera de las tres últimas ascensiones superad.

Apenas paro a llenar un bidón, ya que el tramo que me quedaba hasta Trient era en descenso, y me ha costado mucho la subida, no contaba con que fuese tan dura, y mi tiempo estimado se me iba por arriba. Me quedan 5 kilómetros con un pequeño repecho hasta Trient (1.303 metros), kilómetro 71 de carrera, que transito sin mayor complicación y donde llego con un crono de 14 horas y 34 minutos, en posición 671. Veo que Pili me espera a la entrada del avituallamiento, es difícil reconocernos ya que vamos con los frontales encendidos y deslumbran a los que nos esperan, así que yo iba fijándome bien en los acompañantes que esperaban a ambos lados del camino. Entramos al avituallamiento y me permito otra parada larga, de unos 20 minutos, para poder estar con ella. Tan sólo relleno bidones y tomo algo de fruta.

Me despido de Pili, se que ya no la veré hasta que llegue al hotel tras mi llegada a meta. No quiero que pase la noche esperándome para verme 5 o 10 minutos, prefiero que descanse y darle los buenos días cuando llegue a la habitación.

Por delante la segunda de las tres ascensiones finales, son 5 kilómetros con un positivo acumulado de 800 metros hasta el control cronometrado de Catogne (2.005 metros). Nueva subida dura por el desnivel, pero más llevadera porque se transita por senda bastante buena, o al menos eso me pareció a mi después de la subida a La Giete. Como en la anterior, me marqué un ritmo sostenido y lo mantuve durante toda la ascensión, bastoneando y tirando de brazos para cargar lo menos posible las piernas. Igual que en la anterior, a pesar de ser más "fácil", que no más suave, pude pasar corredores que se detenían a tomar aire y recuperar las piernas. Así es como paso por el punto de control cronometrado de Catogne con un tiempo de 16 horas y 23 minutos, en la posición 624.

Control de paso de Catogne, segunda de las tres últimas ascensiones superada, vamos a por la última.

Cargo bidones y me lanzo al descenso de 5,4 kilómetros hasta llegar a Vallorcine (1.263 metros), kilómetro 82 de carrera, donde marco un crono de 17 horas y 16 minutos, en la posición 592. Aquí ya hemos dejado terreno suizo y entrado en Francia. He conseguido seguir avanzando posiciones, voy muy motivado, mis sensaciones son buenas y a pesar de llevar cargadas las piernas me veo seguro. Me permito un parada de 15 minutos para tomar un caldo caliente, un poco de fruta y rellenar bidones. Me reviso las zapatillas porque llevo la sensación de llevar alguna piedrecilla dentro, pero no veo nada, luego pude comprobar que fue una ampolla que se me hizo en el dedo gordo del pie izquierdo por roce con la terminación plegada del esparadrapo de dedo anular... Habrá que prever esto en futuras ocasiones y "enfundarse" también los dedos gordos.

Me cambio de camisa, la llevo empapada por el chaleco que me puse en Champlex-Lac y que me ha provocado que me enfríe. Siento una ligera tiritona que me hace temblar las manos y tengo que tener cuidado al beber el caldo para no echármelo encima. A pesar de esa desagradable sensación mi estado es eufórico, por delante tan sólo la última ascensión y último descenso hasta Chamonix, 18 kilómetros para disfrutar, no sin sufrir, pero viéndome ya finisher salvo problemón imprevisto que surja en lo que queda.

Salgo decidido buscando la última ascensión, pero primero hay un tramo rodador que hago andando ligero porque voy totalmente destemplado y frío, quiero coger calor antes de empezar la subida, así que me aplico a bastonear los 4 kilómetros que hay entre Vallorcine y el inicio serio de la última ascensión. Cruzamos una carretera y nos adentramos en la senda que nos pone camino de la última cima, La Tête Aux Vents (2.116 metros). Por crónica que había leído sabía que iba a ser una ascensión muy dura. Así que como en las anteriores me marqué un ritmo fuerte de subida pero que no me sacara de punto en los algo más de 4 kilómetros que me esperaba por delante.

Efectivamente la ascensión se hizo durísima, ya con más de 85 kilómetros en las piernas y +5.300 metros acumulados, las piernas ya están muy cargadas, y con un trazado muy similar a la primera de las 3 ultimas ascensiones, la subida a la Giête, los escalones rocosos iban minando los cuádirceps. En alguna ocasión hubo incluso que ayudarse de las manos para progresar. Desde el inicio uno presiente que le espera algo bestial, la hilera de frotales que se podía ver desde abajo como serpenteaban de forma radical buscando el cielo no aventuraba una subida cómoda. En este tramo pasé a muchos corredores que al igual que en ascensiones anteriores optaban por empezar fuertes, sobrepasandome al inicio, pero que con un ritmo fuerte y sostenido que mantuve terminé recuperando y sobrepasando con bastante anterioridad a hacer cumbre.

Control de paso de La Tête Aux Vents, última dificultad montañosa superada, toca descender hacia Meta.


Tête Aux Vents (2.116 metros)
La parte alta, una vez termina el ascenso radical, se torna en un cresteo complicado entre rocas, que continúa castigando la musculatura hasta pasar por el control cronometrado en la Tête Aux Vents, kilómetro 90 de carrera, por donde paso con un crono de 19 horas y 50 minutos y en una la posición 569.

Toca descender, y decido hacerlo tanteando mis apoyos, por delante un trazado muy técnico, de roca y piedra, que requiere máxima concentración, ya que además tiene una pendiente muy acusada. Me veo seguro, y quizá pecando de cierta irresponsabilidad decido dejarme caer en la bajada y disfrutar al máximo, me lanzo rapidísimo, con apoyos muy cortos que me permitan avanzar rápido dando saltos entre rocas y piedras. Voy eufórico porque siento una seguridad impresionante en mis apoyos, me siento muy ligero, bajando con una técnica increíble, cómodo, ágil... guauuuuu....!!!! no puedo creer que a estas alturas tenga piernas para esto. No hago más que arriesgar pero estoy pasando a un número increíble de corredores que van completamente bloqueados, y yo parece que me dedique a bailar entre las rocas y ellos, adelanto recortando y saliendo de la senda rocosa... ufff... no he gozado nunca tanto bajando. Y así es como llego pletórico al último control cronometrado de La Fleguere, kilómetro 93 de carrera con un tiempo de 20 horas y 27 minutos, en la posición 535. He pasado a 34 corredores en 3,5 kilómetros, yendo distanciados ya que a esas alturas de carrera no existe los pelotones ni los grupos, todo lo más parejas de amigos que comparten carrera... ¡¡¡Increíble!!!

¡¡¡ FINISHER !!!
En este punto hay un último avituallamiento donde me tomo rápido un caldo caliente y unos trozos de chocolate para no enfriarme, estamos en una carpa, pero el problema no es enfriarte dentro, sino salir luego fuera con el cuerpo frío... Así que me pongo enseguida en camino para transitar los últimos 8 kilómetros de carrera. El descenso al inicio es por una pista de sky, la amplitud de la misma y la pendiente lo dicen todo. Toca serenarse, queda muy poco, he disfrutado muchísimo el último tramo, luego a asegurar y llegar sin incidentes. Pronto salimos de la pista y nos adentramos en una senda arbolada, complicada porque hay muchas raíces al aire, con el consiguiente riesgo. Me obligo a ir detrás de dos corredores que bajan suave y seguros, aún así vamos pasando corredores. A mitad de del descenso de unos 800 metros de desnivel, amanece, con lo que me quito el frontal y el buff que llevo chorreando. La temperatura es buena, pero no me quiero arriesgar a quitarme la chaqueta, así que decido llegar así hasta menta.

¡¡¡ Feliz y satisfecho !!!
Los últimos kilómetros son por pista ancha que enlaza con las calles de Chamonix, la sensación es difícil de describir:  grandeza, alivio, felicidad, euforia, gratitud... En fin, algo que hay que vivir. Paso por las calles que ya conocía ya que había paseado por Chamonix el día anterior y sabía por donde transcurría el trazado por la localidad y tras un giro a la izquierda aparece imponente el mítico Arco de Meta... Me siento enorme... Alzo los bastones... Cruzo la línea de Meta...


¡¡¡ SOY FINISHER !!!

Tiempo 21:36:09

1900 corredores de los que 1470 son Finishers
Puesto en la General 519
Categoría V1M - 156 de 475

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Control de Meta.

martes, 18 de agosto de 2015

Ultimo entreno exigente previo al CCC.

Amanecer desde Peña Saida (1.378m - La Rioja)
Si bien mis entrenamientos, después de 20 días de parón tras el esguince el pasado 27 de junio en el Gran Trail de Peñalara, han sido en su gran mayoría en asfalto o pista rodadora, este fin de semana pasado decidí hacer un test, tanto del tobillo como del estado de forma que he logrado mantener, para saber cuales es mi estado actual de cara al CCC.

Después del viernes de descanso y tras una semana de entrenamientos propios de media maratón, que son los que vengo haciendo desde el 25 de julio tras el Ultra Trail Picos de la Demanda, rodajes largos pero exigente y cambios de ritmo, el sábado realicé un entrenamiento de fuerza. Para ello hice un circuito de montaña de 10k que utilizo en la temporada de cross. Circuito de mucha fuerza por los toboganes y duros repechos que hay que superar, pero las sensaciones fueron buenas.

Disfrutando del amanecer en Paña Saida
El plato fuerte vino el domingo, donde realicé un entreno en tres salidas:

La primera, comienzo a rodar a las 05:00, llevando mochila algo más ligera que la que llevaré al CCC. Rodé 03:30 horas, realizando un desnivel positivo acumulado de 1.400 metros.

La segunda, comienza a las 13:30 horas, en este caso el rodaje, en pista sin desnivel, iba a ser duro, 80' progresivos comenzando a ritmo de 4:45 e ir incrementándolo gradualmente hasta finalizar los últimos 2k a un ritmo de 3:45. Se me hizo duro por el cansancio acumulado de la mañana, pero aún así contento.

La tercera, comienza a las 20:00, llevando mochila más ligera que la que llevaré en el CCC. La idea era rodar un mínimo de 2 horas, hasta que se hiciese completamente de noche. Finalmente fueron 2:30 horas y un desnivel acumulado de 900 metros.

Tras 80' progresivos
Las sensaciones a lo largo de la jornada fueron buenas, pero no me he visto fino en los descensos, sigo con miedo a un mal apoyo, y soy demasiado prudente, lo cual hace que se me sobrecarguen los cuádriceps más de lo debido.

La conclusión a la que he llegado es que me veo seguro en cuanto a condición física, a pesar de no estar como me gustaría, pero voy confiado en ese aspecto. Sin embargo, el miedo a un mal apoyo me merma mucho en los descensos, por lo que tendré que confiar el día de la prueba. Creo que cuando me vea en carrera, disfrutando de estar en el mítico CCC hará que me suelte un poco más en las bajadas.


Tras el 7x1000m
Hoy martes, una sesión de calidad, con 20' de calentamiento y un 7x1000m a ritmo de 3:40/km, que sin ser un buen ritmo, me da buenas sensaciones al haberlos hecho con las piernas como el marmol y con algo más de calor de lo esperado. 

Los días que restan: Para mañana rodaje suave y acondicionamiento físico y el jueves otra tirada dura de asfalto 55' a 4:45 + un 5000m a 3:45, veremos lo que sale... A partir de entonces, fin de semana de rodaje suave y la semana que viene, un par de rodajes suaves para mantener vivas las piernas.

La fecha clave... el viernes 28 a las 09:00 horas en Courmayeur (Italia) con la salida del CCC del Mont Blanc, pero esa será otra historia que os contaré.

lunes, 10 de agosto de 2015

I Ultra Trail Picos de la Demanda

Ya han pasado más de 2 semanas desde la primera edición del Ultra Trail Picos de la Demanda, que se celebró el pasado día 25 de julio en la localidad riojana de Ezcaray, primera Villa Turística de La Rioja y que cuenta con un entorno de montaña espectacular.

Mi objetivo en esta prueba era sólo tratar de terminar sin sufrir contratiempos en el tobillo, aún sigo recuperándolo de la esguince sufrida durante el Gran Trail de Peñalara a finales de junio. Con dicha mentalidad tomé la salida a las 07:00 horas del 25 de julio, que amaneció con un día de perros... 12ºC en zona de salida, lluvia y una niebla bastante espesa, por lo que agradecí haber optado por llevar, además del cortavientos, el impermeable, que fue lo que finalmente me puse a la vista de las condiciones climatológicas. Era también momento para realizar un buen test al mismo, ya que lo había adquirido hacia poco tiempo de cara a llevarlo como material obligatorio para el CCC del Mont Blanc a finales de agosto, así que aproveché la ocasión para comprobar su características.

De salida, apenas con un kilómetro de rodaje llano, el perfil se tornaba hacia arriba, por delante 19 kms y 1.850 metros de desnivel positivo hasta coronar en el techo de La Rioja, el Pico San Lorenzo (2.270m). El tramo hasta la aldea de Turza es espectacular, muy frondoso, por un camino bastante amplio que sin embargo no ha perdido el encanto al no ser transitable para vehículos, por lo que sigue conservando el estilo montañero. Una vez se sale de la aldea se coge otro camino hacia el refugio de Bonicaparra, y de éste, una pista hasta la Márulla, donde se abandona todo camino y se transita por senda principalmente. Por delante aún 10 kms que ya se hacen duros, pendientes más exigentes al transitar por el cordal que une Chilizarrias (1.840m), La Cuña (2.004m), Cabeza Parda (2.100m) y nos deja en las faldas del San Lorenzo, junto al telesilla de de las pistas de Valdezcaray, y desde donde restan unos 160m de desnivel en menos de 500 metros.


Corono San Lorenzo con un tiempo de 2:55 y a tirarnos hacia abajo buscando Tres Cruces, muy reservón,primer Control Cronometrado, por donde paso en 3 horas y 7 minutos. Aquí la organización no avisa que se ha modificado el trazado hasta La Cruz de la Demanda, a unos 16 kms, y que se va a transitar por la pista que une ambos puntos para evitar la posible pérdida de algún corredor por la espesa niebla que no nos ha abandonado desde línea de salida salvo en los últimos metros antes de coronar el San Lorenzo, para volver a introducirnos en ella al descender hasta el punto de control. Personalmente considero un acierto la decisión, si bien se eliminan varias ascensiones a varios dos miles ubicados a ambos lados de la pista, lo que reduce el positivo acumulado en cerca de 500 metros, no es menos cierto que apenas se ve más allá de 30 metros en la niebla, y es un riesgo a tener en cuenta por la organización.

Chaqueta impermeable
Storm Stowe de North Face
Me mentalizo para rodar suave, voy cargado de patas, sobre todo de abductores, y me cuesta coger ritmo para rodar, por lo que me limito a ir trotando suave y de vez en cuando, si la pista asciende me pongo a andar ligero, así transcurren los 16 kms, bastante monótonos, pero con la tranquilidad de no correr el riesgo de perderse.

Paso por el Control Cronometrado de La Cruz de la Demanda con un timpo de 4 horas y 50 minutos, y nos informan que, a pesar de haber niebla, esta se hace menos densa y por lo tanto se retoma el recorrido original hasta Meta. Por delante quedan 17 kms y 1.100m positivos con las ascensiones a Otero (2.040m), Campos Blancos (2.030m) y Toro Cuervo (1.948m).

Tras abandonar el Control nos incorporamos durante unos cientos de metros a una pista que pronto abandonamos para transitar por terreno propio de montaña en busca de Otero (2.040m) y Campos Blancos (2.030m), donde se corona en medio de la niebla y un ligero viento. Aquí hay un punto donde las balizas "se pierden" un poco y tenemos dudas de la dirección a tomar, así que un poco de paciencia y a buscar la siguiente baliza, nada de aventuras entre la niebla. Localizamos la dirección a seguir y continuamos la marcha.


Descenso sin mayores complicaciones y de nuevo a buscar otro ascenso, Toro Cuervo (1.948m), esta vez la niebla ya se ha disipado y se puede reconocer fácilmente el entorno. Zona de "escobas" hasta iniciar la parte final del ascenso en una pedrera. Nuevo control manual y punto kilométrico 45, toca descender hasta acceder a una amplia pista que nos conduce a lo lejos al Pico del Hombre, toca rodar, es una zona donde teniendo piernas se puede correr fácil.


Control cronometrado del Pico del Hombre, 6 horas y 51 minutos, último avituallamiento donde aprovecho para quitarme el impermeable, ya que con el descenso de altitud y la ausencia de niebla se nota calor. Un pequeño refrigerio a base de bebida de cola y en busca de la línea de Meta. Tomamos un cortafuegos donde aseguro el descenso sin poner en riesgo el tobillo y donde algún que otro corredor ya sufre serios calambres. Finalizado el cortafuegos toca descender por una zona entre pinar preciosa buscando las estribaciones de la ermita de Santa Bárbara, donde se coge una senda en zig-zag que desciende rápido hacia la localidad de Ezcaray. A escasos cientos de metros la línea de Meta, por donde cruzo con un tiempo de 7 horas y 28 minutos tras 53 kilómetros de trazado montañero. Puesto 72 de la general con 105 finishers y 12  de 17 en mi categoría veteranos.


Contento, por las sensaciones del tobillos, no me ha dado problemas, aunque tampoco le he exigido nada, pero es importante recuperar bien la movilidad tras un esguince, por el recorrido, que a pesar de haberse visto deslucido por la niebla y por la modificación del trazado nos ha regalado una jornada de auténtica montaña, e igualmente contento por las prestaciones del impermeable que he estrenado y que me ha transmitido muy buenas sensaciones, buena transpirabilidad, impermeabilidad y ligereza, con lo que creo haber acertado de cara al material que llevaré al CCC del Mont Blanc.

Felicitar a la organización, para ser la primera edición ha estado para nota... Sobre los voluntarios, que se puede decir que no se sepa ya, son los que hacen que esto sea posible, pero si además, como ha sido la ocasión, te regalan con ánimos y una sonrisa allí por donde pasas a pesar del frío y la lluvia, se convierten en los auténticos héroes de la jornada. ¡¡¡Muchas gracias!!!

De momento, aunque no toco monte, sigo afianzando el tobillo y realizando unos buenos entrenamientos, ya veremos si dan el resultado apropiado para el Mont Blanc a finales de agosto.