lunes, 7 de septiembre de 2015

Crónica de un sueño: CCC du Mont Blanc (Courmayeur-Champex-Chamonix: 101 kilómetros y + 6.166 metros).

Os adelanto que esta entrada sufrirá revisiones. Desde mi regreso del Chamonix, y por trabajo, a penas he tenido tiempo para dedicarme a escribir esta entrada como merece. Sin embargo creo que debo adelantaros mi crónica, mejor dicho, un borrador de la misma, ya que estoy seguro que después de leerla un par de veces dentro de unos días me decidiré por hacerle una revisión. Así que avisado queda... Ah... siento que se tan extensa, pero es que tampoco sé donde recortar sin que pierda un mínimo de contenido descriptivo.

Bueno... ¡¡¡Ahí va!!!!


Al fondo el macizo del Mont Blanc
Lago Leman en Ginebra (Suiza)
06:00 horas suena el despertador, el día anterior ya me había preparado "mis calcetines" para la carrera, de modo que no tenía que invertir tiempo a la mañana en vendarme los dedos de los pies. Es una costumbre que tengo desde que me inicié en los ultras, me fundo los dedos de los pies, uno a uno, salvo el dedo gordo, con esparadrapo, evito rozaduras y protejo las uñas. Eso sí, os aconsejo el esparadrapo de tela de toda la vida, es el único que me ha dado fiabilidad siempre que lo he usado, he tratado de utilizar otros en carreras menores, y siempre terminan por moverse e incluso desprenderse. Me unto bien con crema antirrozaduras en las ingles, las axilas y los pies. Me protejo los pezones con el mismo esparadrapo que utilizo para los pies, aplicándome primero un trozo generoso en horizontal y después otro en vertical, esto me asegura que no me sangrarán, he tenido en alguna ocasión la mala experiencia de tener que correr con los pezones descarnados y es doloroso y muy incómodo, así que este ritual que os he explicado lo realizo en cada trail o ultra-trail en el que participo.

Salgo del hotel a las 06:25 para dirigirme a la zona de salida de los autobuses que nos trasladarán a Courmayeur (Italia) donde está ubicada la salida. Según llego ya hay corredores madrugadores como yo que preferimos llegar con tiempo de sobra. Me subo al autobús y comparto asiento con un corredor francés a quien sólo puedo desearle los buenos días, no tengo ni idea de francés, salvo las cuatro palabras típicas de rigor, pero nada con lo que mantener una mínima conversación.

A las 06:45 el autobús se pone en marcha y nos dirigimos a Courmayeur atravesando el mítico tunel de 12k de longitud que cruza el mazizo del Mont Blanc entre Francia e Italia, me sorprendió ver que se construyó en 1965, es un tunel de dos carriles para ambos sentidos de circulación, por lo que la velocidad está limitada a un máximo de 60 km/h, algo lógico, ya que la seguridad debe ser lo primero. También es obligatorio llevar sintonizada la radio en una frecuencia concreta por la que, supongo que en caso de necesidad, se informa a los usuarios del túnel de posibles incidentes y del modo de proceder. Es impresionante transitar por una obra de ingeniería de tal envergadura, ser consciente del enorme avance que ha supuesto la apertura de dicho túnel, de como facilita las comunicaciones y la seguridad... 

Courmayeur (Italia)
En poco más de media hora nos encontramos en Courmayeur, en un recinto deportivo donde afortunadamente hay una cafetería abierta. La idea era haber desayunado en alguna cafetería de la localidad, pero al habernos dejado un poco a desmano del casco urbano y no conocerlo decido no aventurarme, ya que hace fresquito y prefiero conformarme con el café caliente y una barrita energética de las que llevo dentro de la mochila. Un desayuno un tanto escaso, pero ya habrá tiempo de alimentarse a lo largo de la carrera.

Alas 08:30 me pongo en camino hacia la zona de salida, donde llego en unos diez minutos. Está todo petado de gente, un ambientazo impresionante, el mítico arco de salida que he visto en cientos de fotos y por el que en pocos minutos cruzaré para iniciar mi aventura... Ufff, es un subidón. Busco mi cajón de salida, dorsales del 4.000 al 4.999, al principio del último tercio de la fila de cajones habilitados. Me ubico en la parte posterior del mismo. Hay gente de todas las nacionalidades, es un ambiente espectacular.

Minutos antes de la Salida
Suenan los acordes de Vangelis como ritual que pone en marcha la carrera y suena la cuenta atrás, 10...9...8...7...6...5...4...3...2...1... ¡Adelanteeeee......! Y se pone en marcha la serpiente multicolor de ultra runners más espectacular que haya visto nunca. Al pasar por debajo del arco de salida tengo la sensación de estar entrando a formar parte de algo mítico, algo que muy pocos podemos disfrutar, algo por lo que hay que luchar y que a buen seguro nos hará sufrir para entrar en el selecto grupo de ultrarunners del CCC du Mont Blanc.

La salida se produce, como no puede ser de otra manera, suave. El pelotón se va estirando poco a poco, el trote es muy suave mientras transitamos por las calles de Courmayeur. Animados por un montón de vecinos de la localidad italiana, que han salido para darnos ánimos con sus clásicos cencerros, que hacen sonar una y otra vez, y que nos envuelven en ese halo mítico de las pruebas del Ultra Trail du Mont Blanc.

Espectaculares vista en el ascenso a Tête de la Tronche
Los primeros 3 o 4 kilómetros se realizan por una pista asfaltada, que poco a poco va cogiendo pendiente, y que tras una curva a derechas se convierte en pista forestal de tierra. La primera ascensión es la más larga, subida desde los 1.224 metros de altitud de Courmayeur hasta los 2.548 metros en la Tête de la Troche, donde se ubica el primer punto cronometrado. Las ascensión se realiza suave, son 10,5 kilómetros en los que se ascienden 1.462 metros de desnivel positivo. La pista pronto se vuelve senda y es muy complicado avanzar posiciones. Con frecuencia se producen tapones por puntos de paso algo más complicados que ralentizan la marcha. A media ascensión, poco antes de abandonar la zona arbolada, se produce un atasco monumental, cientos de corredores formando un tapón descomunal que nos retiene a la espera de realizar el paso por una zona compleja más de 15 minutos. Sólo queda intentar no perder posiciones, ya que siempre hay el típico listo que busca como colarse para ganar posiciones, como si sólo el estuviera en carrera... En fin, quedan muchísimos kilómetros por delante, y estresarse a inicio de carrera por una pequeña parada obligada no merece la pena. Me dedico a disfrutar del paisaje, que es espectacular, hasta que me toca el turno de hacer ese paso estrecho, con mucho desnivel, y muy roto por los miles de corredores que ya lo han transitado con anterioridad.

Paso por control de Tête de la Tronche

Vértigo en la ascensión
Mont Blanc al fondo
Tras cruzar un par de tramos de taludes pedregosos abandonamos la zona boscosa para internarnos un un terreno propio de alta montaña, con pendientes mucho más acusadas y donde los zig-zags se suceden inacabables a la vista. Es un auténtico reguero de ultreros los que se ven a lo lejos y arriba, ascendiendo con paso suave pero implacable. Algunos hacen sus pequeñas paradas para coger resuello y recuperar la respiración. Se empieza a notar la altitud, pasados los 2.000 metros se siente que la musculatura trabaja más despacio, el ritmo cardíaco se acelera y en los pulmones parece escasear el oxígeno. Y así es como sin detenerme paso por el punto de control en la cima de la Tête  de la Tronche (2.548 metros) con un crono de 2 horas y 50 minutos en la posición 1.254, y eso que he conseguido avanzar alguna durante el ascenso, sobre todo en el último tramo donde los esfuerzos parecen mucho mayores y donde las paradas de corredores eran más habituales.

Toca descenso, corto, de 4,3 kilómetros, no es técnico, pero si muy complicado al ser una senda corredora estrecha, muy marcada, y por la que es complicado adelantar. Por lo que lo mejor es adaptarse al ritmo de los que llevas delante y descender. En cuanto hay posibilidad con escaso riesgo te lanzas y ganas unas posiciones y puedes incrementar ritmo hasta encontrar nuevos corredores a ritmos más suaves. Así hasta llegar al Refugio Bertone, a 1.980 metros de altitud. Punto cronometrado donde paso en 3 horas y 26 minutos en la posición 1.076. A estas alturas el calor ya es importante, el sol aprieta y castiga, hay que protegerse bien la cabeza para no sufrir un golpe de calor. Las previsiones ya habían avisado de que habría altas temperaturas.

Una marabunta copa el refugio y sus anexos, yo paro sólo a rellenar bidones, mojarme con agua ayudado de unas esponjas que han puesto en un abrevadero y con las que nos refrescamos. Enseguida sigo haciendo marcha, hay que tratar de ir ganando posiciones no sólo corriendo, sino también haciendo paradas cortas.

El sol castiga en la altura
Toca "llanear" en un continuo sube y baja de 7,4 kilómetros, hasta llegar al Refugio Bonati a 2.018 metros de altitud. Por lo que seguimos por encima de los 2.000 metros. En este nuevo punto de control marco un tiempo de 4 horas y 37 minutos, pasando en posición 1.049. Nueva parada rápida y a continuar hasta Arnuva, a 5 kilómetros, donde entramos en territorio de Suiza, y donde alcanzamos una altitud de 1.776 metros. Enseguida iniciamos la segunda ascensión fuerte de la jornada, Grand Col Ferret a 2.527 metros en 4,6 kilómetros, con un desnivel de casi 900 metros positivos. Subida dura, sobre todo por el calor, que ya pega fortísimo. Toda la ascensión es propia de alta montaña, sin resguardo de arbolado. Aquí lo que toca es coger un buen ritmo de ascensión, sin que sea extenuante y mantener. Hay corredores que van cogiendo posiciones a inicios de la subida, pero que con la altitud vuelven a perder. Los ritmos excesivos pasan factura a esta altitud y se ven obligados a parar para recuperar la desoxigenada musculatura.

Gran Col Ferret (2.652m)
Control en Gran Col Ferret, 6 horas y 58 minutos, posición 879. Llevamos 31, 7 kilómetros de carrera y un positivo acumulado de 2.652 metros en dos grandes ascensiones. Ahora toca descender, más de 1.480 metros de altitud en unos 21 kilómetros, pasando por La Peule, el control cronometrado de La Fouly (1.611 metros) y Praz de Fort (1.176 metros), tras llegar a la cota más baja, 1.046 metros. Luego, 7 kilómetros retomando el ascenso hasta el control cronometrado y avituallamiento de Champex-Lac (1.482 metros).

Control de paso del Gran Col Ferret

El descenso es larguísimo, hasta Champex-Lac son 28 kilómetros. Se realiza por senda profunda y muy marcada, no es fácil adelantar sin correr algún riesgo de un mal apoyo, por lo que decido adaptarme a los corredores que voy teniendo delante, y sobrepasándolos sólo si el trazado me lo permite sin tomar riesgos. No quiero tener ningún susto con el tobillo izquierdo, que no me ha dado ninguna molestia. El descenso hasta la Fouly se me hace muy cansino, voy detrás de un grupo bastante numeroso sin posibilidad de adelantar, el ritmo es demasiado lento para mi, me veo obligado a dar pequeñas zancadas que me cargan mucho los cuádriceps, necesito amplizar la zancada para recuperar algo la musculatura, pero no es hasta poco antes de La Fouly, cuando se entra en una pista ancha y luego un tramo de carretera, cuando puedo trotar algo más ligero y recobrar un poco las sensaciones de las piernas.

La Fouly, descendiendo a Champex-Lac
Llegando a la Fouly me llevo la feliz sorpresa de ver a Pili que me está esperando, no la esperaba hasta Champex-Lac, donde me daría asistencia, y se me ilumina la cara. Me pongo al paso para aprovechar un rato de compañía, ufff cuanto agradecí verla en La Fouly... Entro en el punto de control con un tiempo de 8 horas 18 minutos, en la posición 831, y tras 42 kilómetros de carrera y un positivo acumulado de 2.787 metros. Relleno bidones, tomo unos trozos de chocolate y una piezas de naranja y limón y salgo del avituallamiento para estar un ratito con Pili en lo que me acompaña hasta salir de la localidad y tomar una senda que nos pondrá de nuevo en descenso a busca Praz de Fort.

De nuevo en tramos de senda, por delante 14 kms hasta Champex-Lac, próximo punto de control cronometrado y Avituallamiento completo. Trotamos entre zonas arboladas y frondosas, seguimos descendiendo, pasamos por Praz de Fort y seguimos aún un tramo de descenso hasta llegar a una carretera, que enseguida abandonamos por una senda a la izquierda que nos pone ya en ascenso, buscando Champex-Lac (1.482 metrso) tras unos 4 kilómetros de subida, km 55,7 de carrera, y un crono de 10 horas y 34 minutos en posición 810. Aquí me reúno de nuevo con Pili, que me espera a la entrada de la carpa del avituallamiento, donde puede entrar conmigo para darme asistencia, y donde tengo intención de para un tiempo para estar en su compañía.

Control de paso en Champex-Lac

Precioso entorno de Champex-Lac
Lo primero, rellenar bidones y buscar un hueco con Pili en las mesas de bancos corridos que han instalado en gigantesca carpa que nos sirve de zona de "relax". Cojo un plato con piezas de naranja, manzana y unas rodajas de limón. Un cuenco de caldo caliente, unos macarrones boloñesa y un par de vasos de coca-cola. Esta parada, de algo más de media hora, me vale para alimentarme caliente, descansar un buen rato y cambiarme de camiseta y calcetines. Disfruto un montón con Pili, que me ayuda en todo lo que puede, y a quien le cuento como me ha ido hasta ahora, me supone un balón de ánimo para seguir adelante. Al salir del avituallamiento nos realizan un control de material, a mi me piden los dos frontales y la chaqueta impermeable.

Me despido de Pili, que me dice que me irá a ver en el próximo punto de control, en Trient, a unos 17 kilómetros. Conforme conozco el perfil le digo que mejor que se vaya para Chamonix, que cene tranquila y que se vaya a descansar al hotel, porque mínimo me va a costar 3 horas y media llegar a Trient, pero insiste en que quiere reunirse conmigo de nuevo allí y que después se irá para Chamonix. Así que salgo con una motivación adicional, tratar de que la espera de Pili sea la menor posible, eso sí, sin hacer el loco, que por crónicas que he podido leer la subida que nos espera es dura.

Perfil de las tres últimas ascensiones que tocan a partir de Champlex-Lac

Por delante un tramo de falso llano que nos aproxima hasta la base de la primera de tres ascensiones que nos restan, hasta cota de 1.340 metros, donde arranca la subida que nos llevará hasta los 2.043 metros de altitud. Es una subida durísima, aquí hay que conservar la cabeza, se trata de una subida que arranca ya con "escalones" de piedra, de esos que hay que tirar fuerte de cuádriceps, que requiere de usar incluso las manos. Es una subida tremenda, agónica, sin respiro, escalón tras escalón, sintiendo como se cargan las piernas, como no hay ni un momento de relax donde recuperar la musculatura. Desde el inicio me marqué un ritmo sostenido, que no sin esfuerzo conseguí mantener sin bajarlo, sin descanso, sin tregua, tirando de raza ultrera. Centrando la cabeza en dificultad tras dificultad, viendo como muchos se veían obligados a bajar el ritmo e incluso detenerse para dar un resuello a las castigadas piernas, pero mi cabeza fría, fija e inmisericorde, "arriba... arriba... no pares..." hasta coronar a 2.043 metros, y seguido tirarnos hacia abajo, a buscar La Giete, siguiente punto cronometrado, kilómetro 67 de carrera, a 1.883 metros de altitud y con un desnivel positivo acumulado de 4.256 metros. Mi crono 13 horas y 48 minutos, en la posición 704. He conseguido recuperar posiciones incluso después de una parada tan larga en Champex-Lac, de donde vi salir antes que yo bastante corredores que llevaba por detrás y a los que superé en la ascensión. Muy contento, motivado, había conseguido mi objetivo, no detenerme en la subida.

Control de paso de La Giete, primera de las tres últimas ascensiones superad.

Apenas paro a llenar un bidón, ya que el tramo que me quedaba hasta Trient era en descenso, y me ha costado mucho la subida, no contaba con que fuese tan dura, y mi tiempo estimado se me iba por arriba. Me quedan 5 kilómetros con un pequeño repecho hasta Trient (1.303 metros), kilómetro 71 de carrera, que transito sin mayor complicación y donde llego con un crono de 14 horas y 34 minutos, en posición 671. Veo que Pili me espera a la entrada del avituallamiento, es difícil reconocernos ya que vamos con los frontales encendidos y deslumbran a los que nos esperan, así que yo iba fijándome bien en los acompañantes que esperaban a ambos lados del camino. Entramos al avituallamiento y me permito otra parada larga, de unos 20 minutos, para poder estar con ella. Tan sólo relleno bidones y tomo algo de fruta.

Me despido de Pili, se que ya no la veré hasta que llegue al hotel tras mi llegada a meta. No quiero que pase la noche esperándome para verme 5 o 10 minutos, prefiero que descanse y darle los buenos días cuando llegue a la habitación.

Por delante la segunda de las tres ascensiones finales, son 5 kilómetros con un positivo acumulado de 800 metros hasta el control cronometrado de Catogne (2.005 metros). Nueva subida dura por el desnivel, pero más llevadera porque se transita por senda bastante buena, o al menos eso me pareció a mi después de la subida a La Giete. Como en la anterior, me marqué un ritmo sostenido y lo mantuve durante toda la ascensión, bastoneando y tirando de brazos para cargar lo menos posible las piernas. Igual que en la anterior, a pesar de ser más "fácil", que no más suave, pude pasar corredores que se detenían a tomar aire y recuperar las piernas. Así es como paso por el punto de control cronometrado de Catogne con un tiempo de 16 horas y 23 minutos, en la posición 624.

Control de paso de Catogne, segunda de las tres últimas ascensiones superada, vamos a por la última.

Cargo bidones y me lanzo al descenso de 5,4 kilómetros hasta llegar a Vallorcine (1.263 metros), kilómetro 82 de carrera, donde marco un crono de 17 horas y 16 minutos, en la posición 592. Aquí ya hemos dejado terreno suizo y entrado en Francia. He conseguido seguir avanzando posiciones, voy muy motivado, mis sensaciones son buenas y a pesar de llevar cargadas las piernas me veo seguro. Me permito un parada de 15 minutos para tomar un caldo caliente, un poco de fruta y rellenar bidones. Me reviso las zapatillas porque llevo la sensación de llevar alguna piedrecilla dentro, pero no veo nada, luego pude comprobar que fue una ampolla que se me hizo en el dedo gordo del pie izquierdo por roce con la terminación plegada del esparadrapo de dedo anular... Habrá que prever esto en futuras ocasiones y "enfundarse" también los dedos gordos.

Me cambio de camisa, la llevo empapada por el chaleco que me puse en Champlex-Lac y que me ha provocado que me enfríe. Siento una ligera tiritona que me hace temblar las manos y tengo que tener cuidado al beber el caldo para no echármelo encima. A pesar de esa desagradable sensación mi estado es eufórico, por delante tan sólo la última ascensión y último descenso hasta Chamonix, 18 kilómetros para disfrutar, no sin sufrir, pero viéndome ya finisher salvo problemón imprevisto que surja en lo que queda.

Salgo decidido buscando la última ascensión, pero primero hay un tramo rodador que hago andando ligero porque voy totalmente destemplado y frío, quiero coger calor antes de empezar la subida, así que me aplico a bastonear los 4 kilómetros que hay entre Vallorcine y el inicio serio de la última ascensión. Cruzamos una carretera y nos adentramos en la senda que nos pone camino de la última cima, La Tête Aux Vents (2.116 metros). Por crónica que había leído sabía que iba a ser una ascensión muy dura. Así que como en las anteriores me marqué un ritmo fuerte de subida pero que no me sacara de punto en los algo más de 4 kilómetros que me esperaba por delante.

Efectivamente la ascensión se hizo durísima, ya con más de 85 kilómetros en las piernas y +5.300 metros acumulados, las piernas ya están muy cargadas, y con un trazado muy similar a la primera de las 3 ultimas ascensiones, la subida a la Giête, los escalones rocosos iban minando los cuádirceps. En alguna ocasión hubo incluso que ayudarse de las manos para progresar. Desde el inicio uno presiente que le espera algo bestial, la hilera de frotales que se podía ver desde abajo como serpenteaban de forma radical buscando el cielo no aventuraba una subida cómoda. En este tramo pasé a muchos corredores que al igual que en ascensiones anteriores optaban por empezar fuertes, sobrepasandome al inicio, pero que con un ritmo fuerte y sostenido que mantuve terminé recuperando y sobrepasando con bastante anterioridad a hacer cumbre.

Control de paso de La Tête Aux Vents, última dificultad montañosa superada, toca descender hacia Meta.


Tête Aux Vents (2.116 metros)
La parte alta, una vez termina el ascenso radical, se torna en un cresteo complicado entre rocas, que continúa castigando la musculatura hasta pasar por el control cronometrado en la Tête Aux Vents, kilómetro 90 de carrera, por donde paso con un crono de 19 horas y 50 minutos y en una la posición 569.

Toca descender, y decido hacerlo tanteando mis apoyos, por delante un trazado muy técnico, de roca y piedra, que requiere máxima concentración, ya que además tiene una pendiente muy acusada. Me veo seguro, y quizá pecando de cierta irresponsabilidad decido dejarme caer en la bajada y disfrutar al máximo, me lanzo rapidísimo, con apoyos muy cortos que me permitan avanzar rápido dando saltos entre rocas y piedras. Voy eufórico porque siento una seguridad impresionante en mis apoyos, me siento muy ligero, bajando con una técnica increíble, cómodo, ágil... guauuuuu....!!!! no puedo creer que a estas alturas tenga piernas para esto. No hago más que arriesgar pero estoy pasando a un número increíble de corredores que van completamente bloqueados, y yo parece que me dedique a bailar entre las rocas y ellos, adelanto recortando y saliendo de la senda rocosa... ufff... no he gozado nunca tanto bajando. Y así es como llego pletórico al último control cronometrado de La Fleguere, kilómetro 93 de carrera con un tiempo de 20 horas y 27 minutos, en la posición 535. He pasado a 34 corredores en 3,5 kilómetros, yendo distanciados ya que a esas alturas de carrera no existe los pelotones ni los grupos, todo lo más parejas de amigos que comparten carrera... ¡¡¡Increíble!!!

¡¡¡ FINISHER !!!
En este punto hay un último avituallamiento donde me tomo rápido un caldo caliente y unos trozos de chocolate para no enfriarme, estamos en una carpa, pero el problema no es enfriarte dentro, sino salir luego fuera con el cuerpo frío... Así que me pongo enseguida en camino para transitar los últimos 8 kilómetros de carrera. El descenso al inicio es por una pista de sky, la amplitud de la misma y la pendiente lo dicen todo. Toca serenarse, queda muy poco, he disfrutado muchísimo el último tramo, luego a asegurar y llegar sin incidentes. Pronto salimos de la pista y nos adentramos en una senda arbolada, complicada porque hay muchas raíces al aire, con el consiguiente riesgo. Me obligo a ir detrás de dos corredores que bajan suave y seguros, aún así vamos pasando corredores. A mitad de del descenso de unos 800 metros de desnivel, amanece, con lo que me quito el frontal y el buff que llevo chorreando. La temperatura es buena, pero no me quiero arriesgar a quitarme la chaqueta, así que decido llegar así hasta menta.

¡¡¡ Feliz y satisfecho !!!
Los últimos kilómetros son por pista ancha que enlaza con las calles de Chamonix, la sensación es difícil de describir:  grandeza, alivio, felicidad, euforia, gratitud... En fin, algo que hay que vivir. Paso por las calles que ya conocía ya que había paseado por Chamonix el día anterior y sabía por donde transcurría el trazado por la localidad y tras un giro a la izquierda aparece imponente el mítico Arco de Meta... Me siento enorme... Alzo los bastones... Cruzo la línea de Meta...


¡¡¡ SOY FINISHER !!!

Tiempo 21:36:09

1900 corredores de los que 1470 son Finishers
Puesto en la General 519
Categoría V1M - 156 de 475

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Control de Meta.